17 Ene 24 claves para elegir con más libertad (y darnos cuenta si no estamos eligiendo libremente)
El diccionario dice que la libertad es nuestra facultad natural de actuar de una manera o de otra, o de no actuar. Libertad es hacernos responsables de todo lo que hacemos, y de lo que no hacemos. Es la responsabilidad de elegir.
También dice que es la condición de no ser esclavos. ¿Te has parado a ver cuántas cosas te esclavizan? Hay condicionantes que nos impiden elegir libremente, nos esclavizan de formas muy diferentes. La más importante para mí, y por la que escribo y comparto este post, es esa que nos impide ser nosotros mismos, hasta nos hace sentir culpables si intentamos serlo.
He reunido aquí las 24 claves que acaban con esa castración del ser para permitirnos elegir con más libertad.
Aprender algo es conocer un significado, y puede quedarse ahí, sin más, como etiquetar algo. Pero eso no es comprender.
Comprender es llevar a la práctica, es actuar en coherencia con lo aprendido.
A partir de ahora, cuando hable de comprender algo, ya sabes a qué me refiero.
Y tú sabrás si ya has comprendido cada aspecto importante de la libertad, si estás en camino porque todavía te esfuerzas en integrarlo en tu experiencia o si ya lo habías comprendido hace tiempo y es parte de tu forma de actuar.
¿Nos creemos libres pero actuamos poniendo límites a nuestra libertad?
Vamos a comprobarlo 👇🏼
Ser más libre es…
1. Es comprender que no correr riesgos también es un riesgo.
2. Es comprender que la seguridad absoluta no existe, y consciente de ello elegir el camino de la incertidumbre siempre que por ahí encuentres lo que te entusiasma.
3. Es andar sin agarrarte a nada, dejando que el miedo y todo lo incierto que te acompaña vaya a tu lado, y mirar a todo eso de frente, sin huir. Es comprender que los miedos nunca se van, se transforman, e igual tú.
4. Es no agradecer todo. Lo que no es digno de tu agradecimiento (porque no lo sientes correcto para ti, te ha decepcionado, te hace daño o no te da nada bueno y no quieres más de eso en tu vida) no tienes por qué agradecerlo, eso no te hará mejor ni más libre. Una cosa es no enfadarte con lo que no te gusta, no juzgar (ni situaciones ni personas) y no tener rencor, pero eso no implica que haya que mostrar agradecimiento. Si te obligas a agradecer lo que en el fondo rechazas porque no es bueno para ti, la contradicción interna se convertirá en culpa. Podrás sentir culpa por querer ser tú mismo, y no obstante estar actuando contra ti mismo. Qué grave, te aseguro que esto llega a enfermar.
5. Es darte permiso para repudiar lo que no es digno de tu agradecimiento y no quieres para ti.
6. Es no convencerte de que todo el mundo tiene algo que enseñarte y tienes que escuchar a todo el mundo y aprender de todos. Eso es otra invención buenista. Es darte la autoridad suficiente a ti mismo para elegir quién merece tu atención y tu energía.
7. Es comprender que aceptar significa ser capaz de mirar atrás y, aun no gustándote lo sucedido, no luchar contra el dolor que te produce, no taparlo, dejar que esté ahí sabiendo que quizá no se vaya nunca, aceptar que no sabes si pasará, y saber que está bien así. No hacer nada y volver la mirada hacia lo que es hoy, ahora.
8. Es aceptar de esa forma, de rendición y antifragilidad absoluta, todo lo que no puedes controlar, te guste o no. Sin lucha cuando lo que es no conviene a lo que creías que querías, y sin demasiada celebración cuando sí conviene, para no llegar a creer que sucede porque te lo has merecido. Porque si no lo podías controlar, tampoco es mérito que haya sucedido a tu favor. De la misma forma que tampoco es culpa cuando sucede en tu contra.
9. Es saberte responsable de tus decisiones. Comprender que elegir algo siempre implica rechazar otras cosas. Nada es gratis. Muchas cosas se pueden, pero no al mismo tiempo.
10. Es comprender que el cuándo importa, y mucho. El momento correcto existe. No siempre el mejor momento es ahora (o ayer…) Es saber esperar de forma atenta y con paciencia, dejar de lado las prisas para decidir. Eso es tan importante como (y a veces necesario para) identificar las oportunidades.
11. Es preguntarte si estás persiguiendo un objetivo por motivos internos, tuyos, que te mueven aunque nadie más sepa qué estás haciendo, o si estás queriendo llegar a un objetivo para que alguien más lo sepa, lo apruebe, lo valore… Para lo que sea que no tiene que ver con tus verdaderos motivos.
12. Es no hacer nada que no puedas hacer con amor. No hacer nada por cumplir y sin ganas, con queja y disgusto. Que todo lo que elijas hacer, o no hacer, lo disfrutes sin tener que justificarlo.
13. Es no cambiar tu actitud, ni tus palabras, ni tu imagen, ni una sola decisión por la preocupación de lo que puedan juzgar otros. Porque tú no eres tu reputación. Que esté bien y así aceptes lo que está bien para ti.
“Preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación. Porque tu conciencia es lo que eres, es tu problema. Tu reputación es lo que otros piensan de ti, y lo que piensen los demás es problema de ellos” A. Einstein
14. Es ser capaz de observar y escuchar sin juzgar.
15. Es entender los motivos de otros y aceptarlos sin necesidad de estar de acuerdo, ni en desacuerdo. Porque no son tuyos. Y saber que jamás, por mucho que te empeñes, podrás ponerte en los zapatos de otro.
16. Es comprender que somos únicos, y también los motivos de cada uno, la mochila que cargamos cada uno y los motivos que nos mueven son únicos. Nadie especial, todos diferentes.
17. Es comprender que la empatía no es llorar o reír con el otro. Ser empáticos tiene que ver con la voluntad de comprender los motivos de otra persona, y con respetarlos. Nada que ver con sentir lo que siente el otro. Si te pones a sufrir junto al que sufre, no le ayudas, solo añades más sufrimiento. Y puede ser que a veces no consigas entender qué motiva a la otra persona a actuar como actúa. Pero si tienes la voluntad de entenderla, y además respetas sus puntos de vista porque eres conscientes de que para esa persona hay un sentido que les da valor, tanto a sus puntos de vista como a sus maneras de actuar, sí estarás siendo empático.
18. Es no seguir manteniendo relaciones, ni actitudes, ni fingiendo estar de acuerdo con opiniones, por miedo a la soledad.
19. Es tener la valentía para romper los lazos que no respeten a la persona que eres hoy, la que elige ser más libre.
20. Es actuar con coraje, sabiendo que coraje significa hablar y hacer con el corazón.
21.Es elegir lo que sientes correcto para ti, aunque no encuentres razones para justificarlo. Es no necesitar esas razones para justificar (ni justificarte).
22. Es dejar que otras personas se enfaden y reaccionen como sea que quieran o sepan reaccionar, cuando tus elecciones no les convienen. Sin por ello cambiar tu rumbo. Sin por ello tampoco actuar o hablar en contra de tus certezas internas.
23. Es no entregar tu vida a otros ni pedir a otros que te entreguen la suya. Y la vida de cada uno son cada una de nuestras decisiones.
24. Es honrar todo eso que nos hace más libres, en cada decisión, en cada “pequeña” cosa. Porque no hay “pequeñas cosas”. No hay “pequeñas decisiones”.
Decidir con libertad es no ceder a cada cosa que entorpece que seas más libre. Incluso, llegado el momento y si es necesario, impedir e incluso luchar contra lo que es un obstáculo para tu libertad.
“Si fuéramos conscientes de las pequeñas cosas, nos daríamos cuenta de que no hay pequeñas cosas” Bruce Barton
Te deseo que elijas con libertad cada paso. Y que así lo sientas. Porque cuando algo duele, es contradictorio de alguna forma o nos da demasiado miedo, es mucho más fácil seguir andando con ello sabiendo que a pesar de todo, lo eliges. Caminar en la incertidumbre es más fácil así. Y de esa no nos libramos nadie. ¡Feliz 2024! 💫
Si ves con claridad que todo lo que eres nunca va a verse reflejado en una acción o unas palabras concretas, y mucho menos en un juicio (ni siquiera el tuyo hacia ti mismo) te atreverás mucho más. Fragmento de mi primer libro La fórmula completa de la confianza
17 de enero de 2024. Tania MTom
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